El sol muerde tu cuello
sembrando un placer extraño
El sudor viaja hasta el pecho erizado
que se eleva
como una paloma errante
que dibuja
círculos imperfectos en el aire
Y todo esto te causa estupor
sin saber paladear
distinguir los aromas
abrazar la indiferencia
y sobre todo la diferencia
de color
sabor
palabras
gestos
tendencias
Llenas de toxicidad los días
las horas
los actos
los capítulos de pánico que protagonizas
Cincelas
perfilando el alma de tus hijas
aceras de calles sin futuro
caminos que derivan en la misma cascada
de magma patriarcal y milenario
El odio catapulta a un ser mezquino y diminuto
El odio llena de toxicidad el valle
Despójate
libérate del dolor que prende hogueras
Del olor rancio de tu carácter
de tu masculinidad abrupta y asfáltica
del sonido de tu voz
dictando
mierda
(Cómodas palabras que sustentan el estatus imperial y ególatra de un ser felón, pérfido e infame)
Funde el bronce de tus medallas
iza un nuevo estandarte
Dame tu mano para caminar
tu hombro
tu aliento
dame sensibilidad
Dame algo en lo que creer
Una palabra al menos
un gesto en tu rictus infranqueable
Una piedra
para derruir
el castillo desde el que oteas
tus músculos de cromo-vanadio
El sol muerde tu cuello
sembrando un placer extraño
Estacas se clavan
fijando tu esencia
alfa
pensamientos vanidosos que izan
la inconsistencia
Amparo de ritos salvajes
y mentes enanas
Vives
desbocado en el mundo
anidando relaciones sin alma
pieles curtidas que abrigan
la orfandad
el agujero negro de tu frente
Así caminas
arrogante
engendro confundido
con el pecho henchido de doctrina
postergando el pensamiento
para aumentar la cavidad de tu sesera
Solo el aire la habita
Y entra y sale por tus orejas
