Tierra
En la línea humeante
En la áspera sequía
Aves enormes devoran
El espacio de mi cuerpo
Cada paso es profundo y arde
Un batallón de graznidos
Acalla el cielo
Y el cóctel del progreso avanza imparable
Amenazando cualquier posible equilibrio
Amanezco en el destierro
Coronando cimas de algodón rizado
Cuerpos esculpidos tan similares
Que ni el pigmento de su mirada podría hacerlos diferentes
El desierto se desvanece ante la proximidad salina
Abriéndose en caminos insoportables
La península me ofrece su cotidiano abrigo
El océano me arrastra a su profunda calma
Y en la línea fronteriza
mi deseo de azul se hace fuerte
Azul
Aquí
flotando
Todo es digerible
El manglar acaricia cuerpos programados
Semienterrados en dunas inversas
Todo es arena y vegetación inmensa
La jungla almacenando el paso del tiempo
Navego
Sigo navegando
Sin apartar la mirada del verde
La distancia apacigua mi ritmo y
El paisaje me atrapa con un hilo flexible
Es mi constante
huida retornable
Ese cálido río que recorre mi mejilla
Se quiebra el cordón y a la deriva
Floto hasta el centro de la nada
Aúllo a la cúpula celeste de mi abrigo
Sin obtener respuesta
Ya nunca regresaré a tierra
Seré un ave anfibia sin aire
sin metafísica
Sin propósitos ni moral capitalista
Renaceré como un dios ignorado
Cubierto de plumas y pieles de mil cuerpos
Arruinaré las costumbres
La ira atenazada
El rencor de las castas
Y las coronas fútiles de los gobiernos
Seré la primera, la única, la última deidad adorada
Seré un suspiro
Una fracción de segundo
Después mis pulmones serán alimento
Y la oscuridad cubrirá el azul, la tierra, mi cuerpo
La playa