De espaldas a mi conciencia
habitando la vileza
incómoda
pose supérstite
que retuerce el cuerpo
vacilo con evadirme
por la cuerda floja del horizonte
dentro
del silencio
y más adentro de la nada
me encuentro
al fin y al cabo
ante el reflejo cristalino
de mi cara
sucia
transformadora
mueca evolutiva que humaniza mi aspecto
reponiendo arraigo en mi deseo
algo más de tiempo sobre el terreno
estéril intento de supervivencia
De espaldas a mi carácter
retrocedo
a la casilla oscura
vencido
de brazos caídos
acariciando
con el mentón mi pecho
atrapando
el aire a bocanadas
buscando
al inquilino desahuciado
y a la bandera de mi estado
y al estado de mi huella
después de barrer
la marea
el surco de mi pisada
Mar adentro
en la tormenta perfecta
me subo al frente de la congoja
-cúmulo de pensamientos eléctricos-
lisérgicas cábalas
devuelven
carcajadas insomnes a mi agonía
constantes
golpes reiterados
gota a gota
tallan llagas
en mi cara imberbe
Promotoras
de formidables desvelos
atracan sus ferris
en el puerto seco
Yo
los veo llegar
sentado sobre mi sueño